Rafael Coronel en el Palacio de Bellas Artes

Si bien toda exposición es en cierta medida un homenaje, ésta lo es de manera más evidente. Rafael Coronel, para quien no lo conozca es pintor,  zacatecano, estuvo casado con Ruth, la hija de Diego Rivera y Lupe Marín y trabajó durante años en el taller de su suegro, pinta mucho y lo hace con un dominio sorprendente de la técnica, es un maestro del dibujo y del uso del color, su obra es de las mejor cotizadas en el mercado, hace más de veinte años se creó en su ciudad natal un museo que lleva su nombre y que él llena de piezas de su interés que compra sin miramientos, organizaba fiestas locas en su juventud y ahora vive en Cuernavaca donde sigue pintando.

La exposición se titula Retrofutura  y está organizada temáticamente, no cronológicamente, lo que la vuelve una exploración en torno a las obsesiones del pintor. Su hijo fue el curador, lo que hace que los grupos temáticos obedezcan no sólo a lo evidente, sino también a una lógica íntima. Los rostros y las escenas que presenta están casi siempre inmersos en una atmósfera de oscuridad. La última sala me pareció la mejor, lleva al extremo el tema de la oscuridad y en ella se encuentran retratos iluminados de tal forma que los personajes parecen espectros que provienen de una dimensión más profunda, es una galería de horror, estando ahí jugamos con la idea de qué pasaría si nos dejaran encerradas, qué clase de diálogo macabro entablaríamos con aquellos viejos, es finalmente una confrontación con el otro. Retrofutura estará abierta hasta el 6 de noviembre en el Palacio de Bellas Artes, así que apúrense a ir.